lunes, 29 de septiembre de 2008

Dios no es un Dios conceptuable.

Dios no es un Dios conceptuable, definible, cognoscible en su real dimensión infinita. Lo que tenemos y podemos conocer de Dios es sólo lo que a El le ha placido darnos a conocer y en este punto comprendemos a través de los atributos que se le infiernen a Su Deidad, Dios no puede ser contenido dentro de un concepto.La religión ha buscado conceptualizar a Dios puesto que es la única manera en que ésta se asegura la plena obediencia a sus dogmas, como adoctrina en el nulo cuestionamiento acerca del dios conceptualizado y la institución conceptualizadora.Dios sólo nos ha revelado lo que en su Absoluta Soberanía ha permitido, y lo ha hecho en mayor parte antropomórficamente, pudiendo de esta manera nosotros formarnos una idea o un conocimiento real de El mismo y no sólo de características, (las carácterísticas forman parte en la creación de conceptos) sino de Su misma escencia y sucede cuando unimos cada revelación Escritutaria o mejor dicho "toda" la revelación de las Escrituras que nos habla de El.Es difícil para mi el plantear este tipo de comentarios que me llevan a conclusiones difíciles de exponer y también difíciles de aceptar para muchos evangélicos que viven en la plenitud de un conocimiento falaz de Dios y con esto quiero decir que cualquier conocimiento que cree ver a Dios en su totalidad es falaz. Algunos ven a Dios como su lámparita mágica que les consederá los deseos si hacen tal o cual cosa. Entonces tenemos conceptuado a Dios como un dios-cumpledeseos a nuestra propia discresión. Y si nuestros deseos no se ven satisfechos - ¿qué se hace instantáneamente? - Se duda de Su infinito poder.No digo en esta documento que no podemos llegar a conocer a Dios porque El mismo nos ha revelado Su gloria. Jesús, Dios mismo mostrando su rostro, deidad y poder en medio de los hombres y quien dijo: Si me han visto a mi, han visto al Padre. El nos da garantía de que es factible conocerle y que es parte de Su voluntad que le conozcamos. Sin embargo, lo que planteo es la absurda pretensión de muchos de creer que han alcanzado un conocimiento completo de Dios y usando este conocimiento ponen cercos encerrándose dentro de ellos convirtiendo a Dios en una religión. Y Jesús, estando aquí no se unió a ninguna secta religiosa como se pudo haber esperado de quien es el centro de una religión institucionalizada y fundamentada. Pudo unirse a los fariseos para reafirmar todos los conceptos humanos y transliterales que tenían de El. Es más, Jesús mismo vino a derribar estas mismas concepciones...Pablo mismo llegó a Efesos y les presentó a los estoicos y filósofos a aquel "dios no-conocido" a quien él si conocía. De hecho, la congnocibilidad de Dios no tiene límites ni en ésta tierra ni en la venidera.De la misma manera el Apóstol Pablo nos habla de la multiforme-gracia de Dios. Un Dios que manifiesta Su gracia de maneras tan infinitas como lo es El. Gracia que también ha sido encuadrada y ha a veces suprimida de en mentes de algunos legalista y fundamentalistas. Pero esta gracia, asimismo como Su Autor, se desborda y no puede ser retenida.Las religiones son los mayores conceptualizadores de Dios. Lo limitan ideológicamente frente a la sociedad y limitan la sociedad a los conceptualismos de Dios.La grandeza de Dios es indescriptible. Los cielos cuentan Su gloria y ¡cuán glorioso es! si nuestros ojos pueden contemplar cerca de 5.000 estrellas y la cantidad visible a telescopios supera los 70000000000000000000000 de estrellas.(eso es más que todos los granos de arena de nuestro planeta). Algunas son más pequeñas que el sol de nuestra vía láctea y otras superando innumerablemente su tamaño. Y ni toda la grandeza del universo lo puede contener ¿Habrá algo que sí?Si entendiéramos que nuestras mentes jamás podrán concebir (entender) ni una millonésima parte de su infinitud y su multiforme gracia ¿Podríamos seguir pensando que Dios está contenido en nuestros manuales de Doctrina?. Por Enrique Crespo

Una frase sobre santos pecadores .

Gracia y Paz.Como siempre les traigo un excelente bocadillo espiritual...disfrutadlo!

“Quedarse a solas con el propio mal es quedarse completamente solo. Y puede ser que, a pesar el culto en común, la oración en común y la comunión en el servicio, haya cristianos que permanezcan solos, sin llegar a formar realmente comunidad. ¿Por qué? Porque si bien están dispuestos a formar parte de una comunidad de creyentes, de gente piadosa, no lo están para formar una comunidad de impíos y pecadores. La comunidad piadosa, en efecto, no permite a nadie ser pecador. Por esta razón cada uno se ve obligado a ocultar su pecado a sí mismo y a la comunidad. No nos está permitido ser pecadores, y muchos cristianos se horrorizarían si de pronto descubriesen entre ellos un auténtico pecador. Por eso optamos por quedarnos solos con nuestro pecado, a costa de vivir en mentira e hipocresía; porque, aunque nos cueste reconocerlo, somos efectivamente pecadores."Dietrich Bonhoeffer

jueves, 25 de septiembre de 2008

Vivos, pero en realidad muertos!

Gracia y Paz amados en el Senor.Hoy encontre estas bellas palabras en un web muy interesante(http://ichanged.blogspot.com/) y las quise compartir con todos ustedes.Una vez mas,gracia y paz!

"Les digo a ustedes hoy, que si jamás han encontrado algo tan querido y precioso por el cual morirían, entonces no están capacitados para vivir.Puede que tengan 38 años de edad, como yo, y un día, una gran oportunidad se pone de pie delante de ustedes y les llama a representar algún gran principio, algún gran asunto, alguna gran causa. Y usted se rehusa a hacerlo porque tiene miedo.
Se rehusa a hacerlo porque quiere vivir más tiempo. Tiene miedo de que pueda perder su empleo, o tiene miedo de que será criticado o de que perderá su popularidad, o tiene miedo de que alguien lo apuñalará o le disparará o bombardeará su casa. Así que se rehusa a ponerse firme.
Pues, usted puede que continúe viviendo hasta que tenga noventa, pero está tan muerto a los 38 como a los noventa.
Y el cesar de la respiración en su vida es sólo el anuncio tardío de una muerte temprana de su espíritu.
Usted murió cuando se rehusó a defender lo correcto.
Usted murió cuando se rehusó a ponerse de pie por la verdad.
Usted murió cuando se rehusó a representar la justicia."- Dr. Martin Luther King Jr., hablando en la Iglesia Bautista Ebenezer en Atlanta, 1967

martes, 23 de septiembre de 2008

Los Testigos de Jehová Admiten haber Promulgado Falsas Profecías Bajo Juramento en una Corte de Justicia.

Introducción
Los Testigos de Jehová sostienen que son el profeta de Dios en este tiempo.1 Sin embargo, en Noviembre de 1954, el juicio de Douglas Walsh fue llevado a cabo en la Corte escocesa de Sesiones en donde la Sociedad de la Atalaya intentó establecer ante la corte británica que algunos de sus miembros eran ministros ordenados. Los líderes de la alta jerárquica de la Sociedad testificaron, incluyendo al vicepresidente Fred Franz, y el consejero legal para la Sociedad, Haydon C. Covington. El testimonio de Covington ante el abogado para el Ministerio de Trabajo y Servicio Nacional incluyó las admisiones siguientes:
Los Testigos de Jehová confiesan promulgar profecías falsas
P. ¿No es vital hablar la verdad en materias religiosas?
R. Ciertamente lo es.
P. ¿Hay en su opinión espacio en una religión para un cambio de interpretación del Escrito Santo de vez en cuando?
R. Hay toda la razón para un cambio en la interpretación cuando lo descubrimos, de la Biblia. Nuestra opinión se clarifica más cuando vemos la profecía cumplida por el tiempo.
P. ¿Ha promulgado— perdone la palabra —profecía falsa?
R. Lo hemos hecho—pero yo no creo que hayamos promulgado profecía falsa, ha habido declaraciones que fueron erróneas, esta es la manera como lo pongo, y equivocadas.
P. Es una consideración muy vital en la situación presente del mundo saber si la profecía puede interpretarse en los términos del hecho, ¿cuándo fue la Segunda Venida de Cristo?
R. Eso es verdad, y nosotros siempre nos hemos esforzado por ver que tengamos la verdad antes de que la declaremos. Nosotros seguimos la mejor información que disponemos pero no podemos esperar volvernos perfectos para hacerlo, porque si esperamos hasta que nos volvamos perfectos, entonces nunca podríamos hablar.
P. Prosigamos sólo un poco en esto. ¿Se promulgó como un tema que debe ser creído por todos los miembros Testigos de Jehová que la Segunda Venida del Señor tuvo lugar en 1874?
R. Yo no estoy familiarizado con eso. Usted está hablando sobre un tema que no sé nada.
P. Oyó usted la evidencia del Sr. Franz?
R. Yo escuché el testimonio del Sr. Franz, pero no estoy familiarizado con lo que él dijo sobre eso, quiero decir, sobre el tema que él estaba hablando, de modo que no puedo contestar más de lo que usted puede, después de haber oído lo que él dijo.
P. Omítame de eso?
R. Esa es la fuente de mi información, lo que yo he oído en la corte.
P. Ha estudiado usted la literatura de su movimiento?
R. Sí, pero no toda. Yo no he estudiado los siete volúmenes de los Estudios en las Escrituras", y no he estudiado esta materia que usted está mencionando ahora de 1874. No estoy nada familiarizado con eso.
P. ¿Asume de mí que se promulgó como autoritativa por la Sociedad que la Segunda Venida de Cristo fue en 1874?
R. Tomando esa asunción como un hecho, es una declaración hipotética.
P. ¿Fue esa la publicación de falsa profecía?
R. Esa era una publicación de falsa profecía, era una declaración falsa o una declaración errónea en el cumplimiento de una profecía que era falsa o errónea.
P. ¿Y esa tuvo que ser creída por todos los Testigos Jehová?
R. Sí, porque usted debe entender que nosotros debemos tener unidad, y no podemos tener desunión con tantas personas que andan de cualquier forma, se supone que un ejército marcha en el paso.
P. ¿Usted no cree en los ejércitos mundanos, no es así?
R. Nosotros creemos en el Ejército cristiano de Dios.
P. ¿Creen ustedes en los ejércitos mundanos?
R. Nosotros no tenemos nada que decir sobre eso, no predicamos contra ellos, y decimos meramente que los ejércitos mundanos, como las naciones del mundo hoy, son parte de la organización de Satanás, y nosotros no tomamos parte en ellos, pero no decimos que las naciones no pueden tener sus ejércitos, nosotros no predicamos contra la guerra, nosotros estamos exigiendo nuestra exención meramente de él, eso es todo.
P. De vuelta al punto ahora. ¿Una falsa profecía fue promulgada?
R. Estoy de acuerdo con eso.
P. Debe ser aceptada por los Testigos de Jehová.
R. Eso es correcto.
P. Si un miembro de los Testigos de Jehová toma el punto de vista por sí mismo que la profecía estaba errada y así lo dice, ¿será expulsado?
R. Sí, si lo dice y persiste en crear problemas, porque si toda la organización cree una cosa, a pesar de que pueda estar errada y alguno comienza sólo intentando con sus ideas en contra, entonces allí hay desunión y problemas, no puede haber armonía, no puede haber continuación. Cuando viene un cambio, éste debe venir de la propia fuente, la cabeza de la organización, el cuerpo gobernante, no de la parte inferior hacia arriba, porque cada uno tendrá ideas, y la organización se desintegrará e irá en miles de direcciones diferentes. Nuestro propósito es tener unidad.
P. ¿Unidad a toda costa?
R. Unidad a toda costa, porque creemos y estamos seguros que Jehová Dios está usando nuestra organización, el cuerpo gobernante de nuestra organización para dirigirla, aunque se cometen errores de vez en cuando.
P. ¿Y unidad basada sobre un aceptación forzada de la falsa profecía?
R. Eso es reconocido como correcto.
P. Y la persona que expresó su opinión, como dice usted, de que estaba errada, y fue expulsada, estaría en contravención del pacto, si fue bautizada?
R. Eso es correcto.
P. Y como dijo usted ayer expresamente, ¿sería merecedora de muerte?
R. Yo creo - - -
P. ¿Diría sí o no?
R. Yo diría sí, decididamente.
P. ¿Llama usted a eso, religión?
R. Ciertamente lo es.
P. ¿Llama a eso Cristianismo?
R. Sí, ciertamente.

Referencias
En 1972 la Atalaya de los Testigos de Jehová afirmó ser el profeta de Dios:IDENTIFICANDO al "PROFETA"--"¿De modo que tiene Jehová un profeta para ayudarles, advertirles de los peligros, y declarar las cosas por venir? Estas preguntas pueden contestarse de modo afirmativo. ¿Quién es este profeta?... Este "profeta" no era un hombre, sino un cuerpo de hombres y mujeres. Era el grupo pequeño de seguidores de las pisadas de Jesucristo, conocido en ese momento como los Estudiantes Internacionales de la Biblia. Hoy ellos son conocidos como Testigos Cristianos de Jehová... claro, es fácil decir que este grupo actúa como un 'profeta' de Dios. Otra cosa es demostrarlo". La Atalaya, 4/1/72 (Vea Deut. 18:21)

Cautivos de un Concepto (Anatomía de una Ilusión) Crítica de un Libro

Don Cameron, como un ex miembro del Cuerpo de Ancianos de los Testigos de Jehová tiene mucha experiencia con la Sociedad de La Atalaya (The Watchtower Society). Según Cameron, "El concepto que aún mantiene cautivos a millones de Testigos de Jehová es su creencia de que la Sociedad de La Atalaya (The Watchtower) es la organización escogida de Dios para enseñarles lo que ella quiere que crean; que todas las directrices de Dios para la humanidad vienen a través de este único "canal de comunicación". Don Cameron escribe en un estilo muy autorizado, con referencias alistadas para todas las importantes afirmaciones. Como tal, Cautivo de un Concepto es toda una obra erudita. Cameron comienza a desenmarañar a la Sociedad La Atalaya (The Watchtower) por medio de mostrar que su propia interpretación de Mateo 24:45-47 (que se supone autoriza a la Sociedad La Atalaya como la organización de Dios) no corresponde con la historia de la organización.
Los Testigos de Jehová creen que la Segunda Venida de Jesús ocurrió invisiblemente en 1914, y luego en 1918 comenzaron hacer un examen de todas las religiones, hallando que sólo los Testigos de Jehová estaban siendo fieles a las enseñanzas verdaderas de la Biblia. Por lo tanto, de acuerdo a su teología, Él nombró a la Sociedad La Atalaya (The Watchtower) como la organización de Dios. Cameron luego prosigue para demostrar que numerosas enseñanzas de La Atalaya (The Watchtower) han cambiado desde 1919, por lo tanto hicieron de su fundamento sobre el cual ellos sostenían que eran la organización de Dios (su enseñanza "correcta)" ya no más valido.
Por ejemplo, la organización había proclamado que Jesús había regresado invisiblemente en 1874 hasta 1943, cuando la fecha cambió para 1914. Aun sus propias publicaciones se refieren a este cambio de fechas. El libro continua describiendo 48 enseñanzas que han cambiado desde que "Jesús nombró a la Sociedad Atalaya como la organización de Dios". Si Jesús realmente hubiera seleccionado a La Atalaya (The Watchtower) sobre la base de su enseñanza hasta el año 1919, entonces Él consecuentemente estaría muy disgustado de que ellos hubiesen cambiado todas esas 48 enseñanzas desde entonces.
Una gran sección tiene que hacer con muchas de las falsas enseñanzas y profecías que la Sociedad ha promulgado. Aunque admiten que no fueron verdaderas, La Atalaya (The Watchtower) nunca se refiere a ellas como "falsas" sino simplemente como "errores", "equivocaciones", malentendidos", "conceptos inexactos", etc. Además de señalar estos "errores", Cameron provee ejemplos específicos donde los líderes religiosos de los Testigos han sido menos que honestos con el fin de ocultar sus "errores".
Por supuesto, incluso con pruebas abrumadoras de que La Atalaya (The Watchtower) no es la organización de Dios, los miembros no están dispuestos ni siquiera a revisar estas pruebas por temor a ser expulsados. Sin embargo, Cameron sugiere una manera de arreglárselas para su falta de predisposición de revisar las pruebas. Debido a que los Testigos de Jehová se enorgullecen en la enseñanza, una manera de conseguir que ellos revisen las pruebas de que la sociedad de La Atalaya (The Watchtower) no es la organización de Dios es pedirles que le enseñen sobre la historia de la organización. Debido a que tienen poco o nada de información con respecto a esto, tendrán que hacer un poco de investigación para "Ayudarlo". La fuente primaria de información sobre la historia de la sociedad está contenida en su libro en curso de 750 páginas, Testigos de Jehová - Proclamadores del reino de Dios. Sorprendentemente, este libro contiene toda la información requerida para permitir que un Testigo de Jehová enseñe la verdad sobre la Sociedad de La Atalaya, si sólo supieran qué buscar y dónde encontrarlo. El "estudiante" que sí sabe qué buscar y dónde encontrarlo podrá ser capaz de ayudar al maestro Testigo a descubrir lo que el libro está deseoso de enseñarles acerca de su religión.
Habiendo tratado el enfoque bíblico para testimoniar a los Testigos de Jehová, puedo decirle que usted puede derrotarlos en la escritura y ellos partirán inmunes (presumiblemente). En este momento, no han vuelto de nuevo a mi casa durante varios años (vienen generalmente a la mayoría de las residencias todos los años en los Estados Unidos). Creo que mi casa está en la lista de "No visitar". Si vienen otra vez, probaré este enfoque. Si usted consigue el libro y lo prueba, déjeme saber qué ocurre mientras que a usted se le "enseña" sobre la historia de La Atalaya (The Watchtower).
Más información junto con la solicitud de información puede ser hallada en www.CaptivesOfaConcept.com.

Afamado ateo hace un reconocimiento: La prueba señala a Dios

Nueva York, Diciembre. 10, 2004 (CWNews.com) - Anthony Flew, el erudito británico que por años ha sido el proponente filosófico más notable del ateísmo del mundo, ha admitido que la prueba científica señala la existencia de Dios.
Flew- un escritor prolífico y un conferencista enérgico que propuso discusiones ateístas a todo lo largo de su carrera académica - hizo su dramático reconocimiento en una presentación de vídeo sobre la prueba científica para la existencia de Dios. En el video -basado en una convención llevada a cabo en Nueva York en mayo de este año- Flew dijo que la última investigación biológica "ha mostrado, por la complejidad casi increíble de los acomodamientos que son necesarios para producir (la vida), que una inteligencia debió estar envuelta".
Temprano este año, escribiendo en la revista Filosofía Ahora, Flew había señalado que su compromiso para el ateísmo era vacilante. Él escribió: "se ha puesto excesivamente difícil aun para comenzar a pensar acerca de construir una teoría naturalista de la evolución de ese primer organismo que se reproduce".
Flew dio crédito a favor de un Católico de Tejas, Roy Varghese, que lo ayudó a persuadirle que las investigaciones biológicas apuntan a los trabajos de un creador inteligente. Varghese, el autor de La Maravilla del mundo, organizó en mayo la convención en la cual Flew primero cuestionó su posición atea, y produjo el video en el cual el erudito de 81 años de edad abandonó esa postura.
Flew - cuyo ensayo de 1984, "la Presunción del Ateísmo," Estableció su lugar como el proponente prominente de esa opinión - hace énfasis en que él no ha aceptado el Cristianismo. Él dijo: "pienso en un Dios muy diferente del Dios del cristiano, y con mucho del Dios del mahometismo". Él comparó su posición actual al deísmo de Thomas Jefferson, explicando que él tiene ahora simpatía por los investigadores que teorizan acerca de un "diseño inteligente" en el funcionamiento de la creación.
Anthony Flew admitió que muchos de sus seguidores filosóficos se escandalizarán por su anuncio. Pero él les dijo a la Prensa Asociada: "Mi vida entera ha sido guiada por el principio de Sócrates de Platón: Siga la prueba, a dondequiera que ésta lo lleve".

viernes, 19 de septiembre de 2008

Ofensas necesarias e innecesarias.

Entre las grandes precauciones que es preciso tomar en nuestro tiempo a la hora de hablar, de escribir o de expresarse de cualquier forma, está la de no ofender a determinados colectivos. Sabido es el monumental enredo internacional que se produjo hace algún tiempo como resultado de la publicación en un periódico danés de unas viñetas que denostaban a Mahoma. Ningún cómico aparecerá hoy en televisión parodiando a un afeminado o a un homosexual (quién lo iba a decir, porque los cómicos se ríen hasta del Sursum Corda). Y sin trabajo se quedará también el guionista de televisión que se atreva a crear el personaje de mujer casada, ama de casa y satisfecha con lo que hace. Y es que nos está sucediendo lo mismo que a ciertas sociedades a las que nosotros denominamos primitivas, las cuales consideran que ciertas personas, objetos o palabras son tabú a causa de poseer un poder inherente por encima de lo ordinario. La trasgresión del tabú implica castigo, al haberse traspasado las normas que dan consistencia a un determinado orden social.
De manera que actualmente asistimos a la fabricación de todo un entramado ideológico cuyo propósito es la perpetuación de determinados conceptos elevados a la categoría de tabúes, no menos vigorosos que aquellos que encontrara el capitán Cook en sus viajes por las islas de Polinesia en el siglo XVIII. Estos tabúes tienen que ver especialmente con las nuevas ideas de hombre, mujer y sus identidades y roles en la vida y con el nuevo concepto del matrimonio y la familia. Promovidos por poderosos medios de comunicación e impulsados desde las esferas gubernamentales se quieren constituir en sagradas verdades intocables, muy parecidas a las de los antiguos polinesios, de forma que ¡ay! de quien se atreva a desafiarlas. El peso abrumador de la mayoría y la condenación social que lleva aparejada su trasgresión son motivos suficientes para que muchos se escondan y se callen. Claro que la fabricación de tabúes y el miedo a quebrantarlos se puede convertir en verdadera paranoia y llegar a extremos auténticamente surrealistas, pues me acabo de enterar que en el Reino Unido no debe usarse en clase la palabra blackboard (pizarra), toda vez que puede herir la sensibilidad de los alumnos negros. Ahora que lo pienso no sé qué harán en las islas Británicas a la hora de hablar de black holes (agujeros negros) en el espacio, de blackberrys (moras) en el campo, de black sheeps (ovejas negras) en las familias o de blackouts (desvanecimientos) en medicina. De esta obsesión no se salva ni la geografía, porque ¿a quién se le ocurrió denominar al mar que baña las costas meridionales de Ucrania y las septentrionales de Turquía con el nombre de Black Sea (Mar Negro)? ¡Ay, esta gramática traicionera que no entiende de pensamientos políticamente correctos! Por lo tanto, no ofender parece ser la consigna general a seguir si alguien quiere ser tenido en cuenta, o al menos sobrevivir en nuestra sociedad. Pero ¿qué es lo que debe hacer un cristiano? ¿Debe tomar todas las precauciones posibles y auto-censurarse para no ser piedra de tropiezo a los demás? ¿Debe amoldarse a las circunstancias y esperar a que lleguen tiempos más propicios para expresarse? ¿O debe por sistema llevar la contraria a todo y a todos? Me parece que la clave está en distinguir entre ofensas innecesarias y ofensas necesarias. Las primeras son el resultado de la provocación gratuita, de la falta de sabiduría, de la ignorancia o de la pura maldad. Pero existe una ofensa que es necesaria, si queremos ser fieles al evangelio. Porque el evangelio ofende y hay al menos cuatro grandes ámbitos en los que lo hace: - El evangelio ofende la justicia propia del ser humano. Ya que viene a cada uno señalándole en primer lugar su pecado. El evangelio es buena noticia porque tiene como trasfondo una mala: la justa condenación a causa de nuestros pecados. No importa si somos religiosos, agnósticos o ateos, primitivos o sofisticados, el diagnóstico es terminante: tú y yo somos pecadores. La ofensa consiste en que el ser humano se considera a sí mismo digno, bueno y merecedor de recompensa, pero el evangelio le considera indigno, malo y merecedor de castigo. - El evangelio ofende la sabiduría del ser humano. Ya que enseña que todos los caminos que el hombre ha fraguado, sus sistemas filosóficos, religiosos e ideológicos para reconciliarse con Dios, consigo mismo y con los demás son necedad. Meras elucubraciones y simples imaginaciones del razonamiento humano, incapaces de procurar salvación. - El evangelio ofende el orgullo del ser humano. Porque enseña que la salvación es don de Dios. No nos la podemos ganar, no es una contraprestación que Dios nos da como respuesta a algo que nosotros le hemos dado a él. Es una ofensa, porque nos hace ver que aun nuestras mejores intenciones y disposiciones están manchadas y torcidas, mostrándonos que dejados a nuestro libre albedrío no somos más que esclavos del pecado. - El evangelio ofende el amor propio del ser humano. Porque enseña que nadie puede ser discípulo de Cristo si no se niega a sí mismo, toma su cruz y le sigue hasta las últimas consecuencias. Nos gusta una religión mediante la cual recibimos favores, prosperidad y ventajas a cambio de ciertas concesiones por nuestra parte. Lo que sea, siempre y cuando nosotros sigamos siendo los artífices y controladores de nuestra vida. Pero es una ofensa que se nos mande someternos incondicionalmente al Señorío de Jesucristo. ¡Cuidado con predicar un evangelio del cual hayamos extirpado la ofensa que le es inherente! No sea que por agradar a los hombres desagrademos a Dios al presentar un falso evangelio. La ofensa innecesaria es una afrenta a Dios y al prójimo; la ofensa necesaria es armonía con Dios y auténtico favor al prójimo. Lo que está en juego en nuestro tiempo es si los cristianos seremos capaces de mantenernos alejados de la ofensa innecesaria y a la vez si seremos capaces de anunciar la ofensa necesaria. Eso es, ni más ni menos, lo que se demanda de nosotros.
Wenceslao Calvo es conferenciante, predicador y pastor en una iglesia de Madrid.

El `Indiana Jones´ de Tarso .

´Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno.´ (Romanos 15:20) La carrera misionera que Pablo comenzó desde Antioquía, y que habría de terminar con su martirio en Roma, llena toda la segunda mitad del libro de los Hechos de los apóstoles. Son dieciséis capítulos dedicados exclusivamente, salvo el inciso del concilio en Jerusalén, a sus trabajos por el evangelio; esta saturación narrativa centrada en sus viajes es una forma bastante elocuente de expresar que la nota característica de la iglesia, según Hechos, es su misionalidad, es decir la cualidad de ser misionera.
Ya en Pentecostés estaba implícita esa característica, al producirse el portento de las lenguas, por el cual todos los presentes, procedentes de muchas naciones, estaban escuchando las maravillas de Dios en sus lenguas maternas.(1) Por lo tanto ese suceso, que coincide con el nacimiento de la Iglesia, anuncia de forma inequívoca la vocación universal que la iglesia tiene. Todo lo que obstaculice o desvíe esa dirección es un intento de apartarla de su llamamiento. Pero si el prólogo del libro de los Hechos se abre con el programa misionero universal de Jesús(2) y con Pentecostés, su epílogo no resulta menos ilustrativo, ya que se cierra de una forma sorprendente. Las últimas palabras del libro ´…predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.´(3) son muy reveladoras por partida doble: en primer lugar porque muestran que Hechos acaba exactamente de la forma como Jesús había propuesto, lo cual indica la perseverancia de aquel misionero llamado Pablo en hacer aquello a lo que su Señor le había llamado; en segundo lugar porque el libro termina de una forma que no es la ortodoxa para acabar un libro, al no haber un desenlace final que dé la impresión de que estamos ante una obra terminada. Más bien, la percepción que cualquiera saca al leer la última frase, es que estamos ante una obra inconclusa. Es como si esa frase no acabara con punto y final sino con puntos suspensivos. Con punto y final acaban los cuatro evangelios; con un rotundo amén que cierra cada uno de ellos. Pero Hechos no acaba con un amén, sino con esa frase inacabada que nos remite a los puntos suspensivos que hablan bien a las claras de que la obra misionera de la iglesia no está concluida. Está terminada la obra de Cristo en la cruz y nada puede añadirse a ella, de ahí el amén final a la misma en los cuatro evangelios. Pero no hay amén final en Hechos, porque el trabajo de difusión de la obra de Cristo está todavía por ser terminado. No es que Lucas tuviera un lapsus literario, sino que inspirado por el Espíritu Santo no puso epílogo a su trabajo, para que los que vinieran después no pensaran que ya estaba todo hecho. En otras palabras, es responsabilidad nuestra añadir alguna línea al inconcluso libro misionero de los Hechos, que no estará acabado hasta que se cumpla aquella palabra de Jesús: ´Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.´(4) El lema misionero de Pablo podría sintetizarse en el pasaje que encabeza este escrito, cuadrando perfectamente dicho lema con el espíritu del programa de Jesús, de manera que podríamos calificar a Pablo como un pionero que va donde nadie ha llegado antes con la noticia del evangelio. Esa faceta pionera demanda audacia y valor, porque inevitablemente van a surgir situaciones desconocidas e imprevistas que suponen graves riesgos. Si viviera hoy, algunos de sus peores enemigos estarían en el campo ideológico de los que propugnan el ecumenismo entre todas las religiones y el acercamiento y la tolerancia entre todas las creencias, porque él recalcaría la singularidad y excelencia sin par de Cristo. Sería la bestia negra de los antropólogos seculares que promueven la protección de las culturas autóctonas, hasta el punto de que nadie ha de interferir con ideas ajenas en el corazón de sus integrantes, cosa a la que el apóstol no estaría dispuesto porque sería dejarlos en tinieblas espirituales eternas. Sería el enemigo público número uno de los universalistas, que afirman la salvación de toda la humanidad independientemente de las creencias, porque Pablo predicaría el arrepentimiento y la fe en Jesús, como condiciones sine qua non para la salvación. Estaría en el punto de mira de los que solo hablan de solidaridad, paz y tolerancia, porque el apóstol supeditaría esos valores a la cosmovisión Cristocéntrica del evangelio. De entre los muchos lugares que visitó y que muestran su faceta pionera e intrépida, yo me quedo con tres ciudades que son exponentes de lo que era el mundo entonces y lo que es el mundo hoy. Esas tres ciudades son: Atenas, Corinto y Efeso.
Atenas representa el poder de la filosofía.
Corinto representa el poder de la inmoralidad.
Efeso representa el poder de la religión.En esas tres está sintetizado el mundo pagano antiguo y el mundo pagano moderno, donde el pensamiento intelectual va en dirección contraria al evangelio, donde la inmoralidad es la atmósfera irrespirable que nos rodea y donde la religión es uno de los grandes protagonistas de nuestro tiempo. Lejos de evitar esos tres centros de poder o de acercarse a ellos para intercambiar experiencias y conocimientos mutuamente enriquecedores, Pablo se presentará con la predicación del evangelio. La razón de ello es porque sabe que el evangelio es ´poder de Dios para salvación a todo aquel que cree.´(5)
1) Hechos 2:4-11 2) Hechos 1:8 3) Hechos 28:31 4) Mateo 24:14 5) Romanos 1:16
Wenceslao Calvo es conferenciante, predicador y pastor en una iglesia de Madrid.

Una mente maravillosa.

Gracia y Paz amados.Este articulo me resulto extraordinario mas aun cuando trata de una gran pelicula que queremos mucho mi esposa y yo.


En el año 2002 se estrenó en España la película Una mente maravillosa protagonizada por Russell Crowe (Gladiator, Master and Commander, Cinderella Man) y dirigida por Ron Howard (El código da Vinci). La cinta ganó en 2001 cuatro Oscar de la Academia (mejor película, mejor director, mejor actriz de reparto y mejor guión), y aunque Crowe fue nominado como mejor actor, finalmente no pudo repetir su triunfo obtenido por Gladiator al ser derrotado por Denzel Washington en su papel en Training Day. No obstante quedó de manifiesto que Russell Crowe es un gran actor, pues si una de las cualidades que definen la excelencia en esa profesión es la versatilidad, entonces no quedó duda de su habilidad al ser capaz de interpretar un papel tan difícil y complejo como el del despistado y brillante matemático John Nash, de la misma manera que fuera capaz de interpretar de forma magistral al general romano Máximo.
Dos épocas dispares y dos personajes antagónicos representados por el mismo actor. Solamente hay un pequeño detalle que tal vez delata el nexo de unión que se produce en Crowe de Máximo y Nash: la desarrollada musculatura del gladiador se aprecia en un momento dado (cuando está dando clase en camiseta de mangas cortas) en el profesor, algo difícilmente creíble en un intelectual. Pero se perdona este desliz porque después de todo Gladiator se rodó el año anterior, así que ¿cómo iba a ser posible que Crowe se deshiciera de esa masa muscular en tan poco tiempo? Esto nos muestra que también el cine, incluso con sus extraordinarias técnicas de maquillaje, tiene sus limitaciones. Pero bueno, después de todo también tuvimos que perdonar que Joseph Fiennes se pareciera físicamente a Lutero lo mismo que una gamba a un ornitorrinco, en la película sobre el reformador alemán. Pero volviendo a Una mente maravillosa su trama gira en torno a la vida del matemático estadounidense John Nash (nacido en 1928), quien llegaría a ganar el Premio Nobel de Economía en el año 1994 por su trabajo sobre la teoría del juego. A la edad de 22 años había obtenido su doctorado por la Universidad de Princeton y un año más tarde comenzó a trabajar para el Instituto Tecnológico de Massachusetts, una institución aglutinadora de los mejores cerebros científicos de la época. Sin embargo, pocos años después Nash se vería obligado a dimitir de su puesto por brotes de esquizofrenia aguda que le llevarían al borde de la destrucción personal. Gracias al esfuerzo de su sacrificada esposa y al apoyo de antiguos amigos, Nash pudo recomponerse con muchas dificultades y finalmente salir del hoyo en el que había quedado sumido. Con todo, las secuelas esquizofrénicas le han acompañado durante el resto de su vida, si bien ahora sabe cómo hacerles frente. Este es el complejo papel que Crowe interpreta en Una mente maravillosa. Hay ciertas lecciones que la película tiene y que son trasladables al cristiano.
La primera es que así como en John Nash había una mente maravillosa cuya proximidad con una mente tenebrosa estaba separada solamente por un delgado hilo, lo mismo ocurre con el cristiano, donde cohabitan dos naturalezas antagónicas, una espiritual y celestial, la otra carnal y terrenal, que combaten entre sí para ver quién tendrá la hegemonía. Esta clase de esquizofrenia o división de la personalidad es exclusiva del cristiano, quien al haber nacido por segunda vez, ha adquirido algo contrapuesto a lo que ya tenía por su primer nacimiento de la carne y de la sangre. Ningún seguidor de Jesús, por tanto, ha de asustarse al comprobar que las fuerzas oscuras que creía definitivamente derrotadas están latentes dentro de él y tienden a levantar cabeza. Es más, en la misma medida en que hayamos crecido en la nueva naturaleza la oposición con la vieja será más palpable, siendo la lucha subsiguiente una sin cuartel.
La segunda es que de la manera como a John Nash le asaltaban sus personajes irreales que él creía ser reales, así al cristiano le asalta la tentación con propuestas irreales que parecen ser reales. El traductor de la Biblia al latín, Jerónimo (c. 345-419), describe así sus experiencias en el desierto de Calcis años después de haber abandonado la ciudad de Roma: ´¡Cuántas veces mientras estuve viviendo en el desierto… me imaginé a mí mismo entre los placeres de Roma!... Aunque en mi temor al infierno me había encerrado a mí mismo en esta cárcel donde no tenía otra compañía que escorpiones y bestias salvajes, muchas veces me imaginaba a mí mismo entre compañías de muchachas.´(1)
La tercera es que aunque las imaginaciones de Nash no tenían base real, hacer caso de las mismas sí producía efectos destructivos reales en su vida. Su matrimonio estuvo a punto de naufragar, tuvo que ser internado en un centro de salud, medicado y bajo vigilancia psiquiátrica. Toda su carrera estuvo a punto de hundirse para siempre. Lo mismo pasa con el cristiano, que si bien es solicitado por las irreales promesas del pecado, si se rinde a las mismas experimentará consecuencias amargas y nocivas bien reales.
La cuarta es que fue gracias al amor incondicional de alguien (su esposa) como Nash pudo resurgir de sus cenizas, tal como él mismo expresó en su discurso en la ceremonia de entrega del Premio Nobel. Si Nash tuvo una ayuda invalorable en su esposa, el cristiano tiene mucho más, pues como dice el texto: ´El Señor está conmigo entre los que me ayudan.´(2) Nótense dos cosas al respecto: Que es Dios mismo quien, con amor incondicional, está de nuestro lado y que hay otras personas con las que también podemos contar para luchar y vencer en nuestros conflictos.
La quinta es que John Nash sigue experimentando el asalto de sus alucinaciones incluso hasta el día de hoy. La diferencia es que ha aprendido a manejarlas. Ha aprendido a distinguir la realidad de la ficción y a hacer caso omiso de esta última. Ha aprendido que debe estar en guardia permanentemente para no dejarse engañar.Mientras vivamos aquí abajo, los cristianos jamás estaremos en una posición en la que podamos decir que estamos exentos de la tentación. Más bien todo lo contrario. De ahí que tengamos que aprender a saber cómo tratar con la misma, de lo cual Jesús nos dejó ejemplo perfecto.(3)
1) Carta XXII, a Eustoquio 2) Salmo 118:7 3) Mateo 4:1-10
Wenceslao Calvo es conferenciante, predicador y pastor en una iglesia de Madrid.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

MOTIVADOS POR EL EVANGELIO.

¿Qué es lo que principalmente nos motiva para hacer el trabajo en el ministerio en una iglesia? Podemos pensar en algunas cosas que comúnmente motivan a la gente a hacer cualquier labor personal o grupal, pero ninguna de estas es lo que nos debe motivar.
Algunos hallan su principal motivación en el dinero. Es decir, hacen las cosas por dinero, para ganar más. Otros, se motivan más por la presión que algún jefe o superior le hace (miedo). Otros se motivan por la culpa, es decir, para no sentirse culpables por no hacer algún trabajo. Y otros, en la imagen o el reconocimiento personal. Pero sin lugar a dudas, lo que principalmente nos debe motivar es el Evangelio. ¿Qué es el Evangelio?

Las dos verdades gemelas del Evangelio son: “Yo soy un pecador” y “Jesús es el Salvador de los pecadores”, el cual el apóstol Pablo dice que “es el poder (“dunamis” o dinamita) de Dios” Romanos 1.16. El Evangelio es el poder explosivo de Dios que cambia todas las cosas.

Primero, el Evangelio nos hace cristianos. Tu no puedes ser cristiano a menos que ambos lados del evangelio vengan juntos.
“Yo soy un pecador” sin “Jesús es el Salvador” lleva a la culpa y a la desesperación. “Jesús es el Salvador” sin “Yo soy un pecador” no tiene significado, sino que sólo vemos a Jesús como un gran maestro o como un buen ejemplo, pero no como la respuesta a las grandes necesidades.

Pero cuando ambas verdades coinciden, “Yo soy un pecador” y “Jesús es el Salvador”, tienes el Evangelio y todas la cosas cambian. Dios perdona tus pecados, declara tu justicia en Cristo, te da vida eterna, te adopta como Su hijo, y te introduce a una íntima relación con el mismo.

Aplicación: Nosotros ministraremos con gran esperanza y confianza. Ya que somos salvados por el Evangelio, el cual es el poder de Dios, no hay casos sin esperanza. Nadie y ninguna situación está más allá del poder transformador del evangelio. El Evangelio puede cambiar a quien sea.

Segundo, el Evangelio nos da crecimiento. La mayoría de la gente piensa que llegamos a ser cristianos por creer en el Evangelio, y entonces crecemos por conocer o dominar principios bíblicos para vivir. Ellos creen que el Evangelio es el punto de partida, y entonces debemos movernos hacia una enseñanza más avanzada para crecer. Pero el Evangelio no es sólo el camino para entrar al reino de Dios, este también es el camino en que hacemos todo progreso en la vida cristiana. El Evangelio no es el ABC de la vida cristiana sino el A a la Z de la vida cristiana. Este es el camino de la justicia “de principio a fin” (Romanos 1.17). Por lo tanto, el Evangelio es la solución a todos nuestros problemas.
En la raíz de todos nuestros problemas está el pecado, especialmente el pecado de mirar a alguien o algo más aparte de Jesús para nuestro valor, fuerza y satisfacción. Este pecado raíz se refleja a sí mismo en todo de nuestros muchos problemas. Dios tiene la intención de que mis problemas me lleven a ver en una fresca y profunda manera que “Yo soy pecador” y “Jesús es mi Salvador”. Y así, el cambio continúa, tan solo como al comienzo, a través del poder del Evangelio (Romanos 6.1-4).

Aplicación: Nosotros predicaremos el evangelio a los creyentes, no sólo a los no creyentes. ya que el Evangelio no solo nos hace Cristianos (justificación), sino también nos hace crecer como Cristianos (santificación). La más desesperada necesidad de ambos, no creyentes y creyentes en cada reunión semanal, es oír y apropiarse el evangelio a sus vidas.

Tercero, el Evangelio nos motiva para servir. Alguien nos podría advertir que si nos enfocamos en el Evangelio de la gracia (Que la salvación es un regalo) esto producirá cristianos flojos.
Se podría decir: Si nosotros decimos a la gente que “¡Jesús lo ha hecho todo!” entonces ellos no tendrán ninguna motivación para servir a otros. Nada puede estar más alejado de la verdad. Solo el Evangelio puede producir un amor y servicio no egoístas.
Sin el Evangelio vamos a servir a los demás por miedo al fracaso, al rechazo, o por interés, o bien, seremos llevados a servir para no tener una conciencia culpable o para ganar la aprobación de Dios y de la gente. Pero cuando entendemos lo que es el Evangelio: “Yo soy un pecador” y “Jesús es mi Salvador”, nuestra vieja manera de pensar que nos motiva a hacer las cosas es destruida.

Ya no nos dejaremos llevar por el miedo al fracaso, o por culpa o por la necesidad de afirmación de Dios o de los demás. El Evangelio nos da una nueva motivación para hacer las cosas. Pablo dice : “El amor de Cristo nos obliga” para vivir para otros (2 Corintios 5.14-15; Romanos 12.1).

Aplicación: Nosotros estaremos motivados para hacer el ministerio con la gracia, no por culpabilidad. Nosotros nos motivaremos con el Evangelio, el cual nos hace libres para amar y servir incondicionalmente en respuesta a la gracia de Dios en Cristo. Dick Kaufmann

jueves, 11 de septiembre de 2008

LA PERSECUCION EN LA IGLESIA PRIMITIVA .

Gracia y paz amados,espero que este articulo de Rick Wade nos ayude a entender que tambien la persecucion es parte del servir a Jesus.
TRANSFONDO
Las cosas son algo más difíciles para los cristianos en nuestra sociedad hoy que unas décadas atrás, ¿no es cierto? En tiempos como estos, probablemente sea bueno tener un poco de perspectiva. Creo que cualquiera de nosotros, al saber los que experimentó la iglesia primitiva -y, por cierto, lo que cristianos de otras partes del mundo están experimentando ahora-, nos sentiríamos bastante avergonzados si alguien nos encontrara quejándonos de nuestra suerte.
En este artículo veremos la persecución que enfrentaron nuestros hermanos y hermanas en la iglesia incipiente de los primeros siglos después de Cristo, e identificaremos a algunos de los emperadores bajo los cuales sufrieron los cristianos.
Razones de la persecución
Hay varias razones importantes e interrelacionadas de la persecución en la iglesia primitiva.En primer lugar, estaba el problema de la identidad. El cristianismo se identificó primero con el judaísmo, pero las personas pronto lo vieron como una religión diferente. A los judíos los dejaban tranquilos, mayormente. A Roma le pareció mejor simplemente confinarlos y no molestarlos. El cristianismo, sin embargo, era una secta extraña y nueva, y comenzó a extenderse a través de grupos de pueblos y fronteras geográficas.{1} La gente se sintió amenazada por esta nueva religión de “bichos raros”.
El problema siguiente eran las actividades religiosas de los cristianos, lo que hacían y lo que no hacían.
En los días del imperio romano, el culto a los dioses paganos y al emperador era parte de la vida de todos. Dos problemas surgieron debido a esto. Primero, debido a que ellos no participaban en los rituales paganos sino tendían a mantenerse aparte, los cristianos eran considerados como antisociales. Cuando la policía imperial se interesó en ellos, se volvieron más reservados, lo que agregó leña al fuego. Se los asoció con los collegia -clubes o sociedades secretas-, y los líderes desconfiaban de estos grupos por la amenaza de sedición.{2} Segundo, dado que los cristianos rehusaban participar en las actividades religiosas que se consideraba que aplacaban a los dioses, se convirtieron en una amenaza para el bienestar de la comunidad. Tertuliano, escribiendo en 196 a.C., dijo: “Los cristianos tienen la culpa de todo desastre público y toda desgracia que sobreviene al pueblo. Si el Tíber sube hasta los muros, si el Nilo no sube e inunda los campos, si el cielo retiene la lluvia, si hay un terremoto o hambre o plaga, enseguida surge el clamor: ‘¡Los cristianos a los leones!’”.{3}
Con relación a lo que hacían en sus propias prácticas religiosas, las referencias a comer el cuerpo y la sangre de Jesús, así como el acostumbrado saludo con un beso, atrajo acusaciones de canibalismo e incesto.{4}
El tercer problema era la naturaleza o el contenido de las creencias de los cristianos. El historiador Tácito hablaba de los cristianos como una “clase odiada por sus abominaciones” que sostenían una “superstición mortífera”.{5} Un dibujo encontrado en Roma de un hombre con una cabeza de asno colgado de una cruz da una idea de lo que pensaban los paganos de las creencias cristianas.{6}
Finalmente, la renuencia de los cristianos a ofrecer culto al emperador y a los dioses era considerada una locura, teniendo en cuenta lo que les ocurriría si se negaban. ¿Por qué no ofrecer simplemente una pizca de incienso a la imagen del emperador? En una sociedad pluralista, la estrechez de las creencias cristianas parecía absurda, especialmente considerando lo que sufrirían los cristianos que no se avenían a hacerlo. Según la opinión del populacho general, dice F. F. Bruce, “tal caterva de miserables era claramente digna del exterminio, y toda medida de represión tomada contra ellos por la autoridad podía estar segura de contar con al aprobación popular”.{7}
EmperadoresVayamos ahora a una breve reseña de algunos de los emperadores bajo los cuales la iglesia sufrió persecución.Nerón
Claudio Nerón fue nombrado emperador a los 16 años y reinó de 54 a 68 d.C. Tuvo unos cinco años buenos bajo la guía de hombres como Séneca, el poeta y filósofo romano. {8} Pero todo eso cambió cuando hizo asesinar a su madre, en 59 d.C. Ella era demasiado poderosa. Su “insania y furia al ver a su hijo deslizarse fuera de su control” llevó a Nerón a creer que era una amenaza para su poder.{9} En 62 d.C. hizo matar a su esposa para poder casarse con otra mujer. Más tarde mató a su hermano y a su maestro, Séneca.
Los cristianos se convirtieron en objeto de su ira luego del gran incendio de Roma, en 64 d.C. Algunas personas sospechaban que Nerón mismo comenzó el incendio, así que el apuntó su dedo acusador a los cristianos. El hecho de que se sintiera con la confianza de hacer esto indica el bajo concepto que ya tenía la gente de los cristianos.{10} El historiador Philip Schaff dice que “su origen judío, su indiferencia ante la política y los asuntos públicos, su aversión a las costumbres paganas, eran interpretadas como un ‘odium generis humani’ (odio de la raza humana), y esto hizo que un intento de parte de ellos de destruir la ciudad fuera lo suficientemente plausible como para justificar un veredicto de culpables” {11} Schaff dice que “ahí comenzó un carnaval de sangre como nunca había visto la Roma pagana y nunca vería después… Una ‘vasta multitud’ de cristianos fueron muertos de la forma más espantosa”. {12} Algunos fueron crucificados, algunos envueltos en pieles de animales cosidas y arrojados a los perros, algunos fueron cubiertos de brea, clavados a postes de madera y quemados como antorchas. {13} Fue como consecuencia de esto que Pedro y Pablo entregaron sus vidas por su Salvador, probablemente con diferencia de un año entre uno y otro.{14}
Nerón se quitó aparentemente su vida en 68 d.C., cuando el Senado y los patricios se le volvieron en contra.{15}
Trajano
El emperador Trajano gobernó entre 98 y 117 d.C. Uno de sus gobernadores, un hombre llamado Plinio el Joven, escribió a Trajano pidiéndole consejo sobre qué hacer con los cristianos. Se estaban volviendo muy numerosos, y Plinio pensaba que las religiones paganas estaban siendo dejadas de lado. Comenzó a sentenciar a muerte a cristianos que se rehusaban a honrar a los dioses y al emperador. Plinio creía que, aun cuando las prácticas de los cristianos no eran demasiado malas, su sola obstinación era suficiente como librarse de ellos.{16} ¿Debía él sentenciarlos por llevar el nombre de cristianos solo, o debían cometer actos criminales específicos?{17}
Trajano respondió con una especie de política de “no preguntes, no digas”. “No deben ser sacados a la fuerza”, dijo. Pero si alguien hacía una acusación creíble contra un cristiano, el cristiano debía ser sentenciado a menos que se retractara y diera evidencia mediante la invocación de dioses paganos.{18}
La persecución fue especialmente grave en Siria y Palestina durante el reinado de Trajano. En 107 él fue a Antioquía y exigió que todos sacrificaran a los dioses. Ignacio, obispo de Antioquía y pupilo del apóstol Juan, se rehusó y fue martirizado al ser arrojado a los animales salvajes.{19} Ignacio escribió esto a Policarpo, otro discípulo de Juan, camino a Roma: “Que el fuego, la horca, los animales salvajes, los huesos quebrados, el desmembramiento, los moretones en todo el cuerpo, y los tormentos del diablo y del infierno mismo vengan sobre mí, para que pueda ganar a Cristo Jesús”.{20}
Adriano
El dictamen de Trajano fue llevado a cabo por los emperadores que siguieron. El emperador Adriano, “el más brillante de los emperadores romanos”, dice Will Durant,{21} exigía acusaciones específicas contra los cristianos también. No permitía que los gobernadores “usaran meras exigencias y griteríos clamorosos” como base de juicio. Además, si alguien trae una acusación contra cristianos “meramente con motivo de calumniarlos”, el gobernador debía “proceder contra ese hombre con penalidades más pesadas, de acuerdo con su culpa atroz”.{22} No debía haber demandas legales frívolas.
Sin embargo, los cristianos igual debían probar su lealtad al estado y a las religiones paganas. Adriano odiaba a los judíos, y era algo “indiferente al cristianismo por ignorancia de él”.{23} Philip Schaff nos dice que “él insultó a los judíos y cristianos por igual al erigir templos de Júpiter y Venus sobre el sitio del templo y el supuesto lugar de la crucifixión”.{24} No todos los oficiales exigían que los cristianos abjuraran de Cristo. Todo lo que querían era que honraran el carácter divino del emperador (”la encarnación personal del estado soberano” {25}). “Era irrelevante que los cristianos sostuvieran que las historias maliciosas que se circulaban sobre ellos eran falsas … Eran hechos y no palabras lo que exigía el estado; y, si eran realmente ciudadanos leales, como aducían, había una forma sencilla de demostrar su lealtad: dejarlos que ofrecieran una pizca de incienso en honor del emperador, que juraran por su divinidad y que lo invocaran como ‘Señor’”.{26}
Antonino Pío
La política de no perseguir activamente a los cristianos fue continuada bajo Antonino Pío, que gobernó entre 138 y 161 d.C. Durante el reinado de emperadores como Adriano y Antonio, sin embargo, los cristianos a veces sufrieron persecución a manos de ciudadanos locales, sin ningún aliento directo de oficiales del gobierno. Durante el reinado de Antonino, Policarpo, un pupilo del apóstol Juan, fue martirizado en Asia en uno de estos estallidos de violencia. {27} Luego de esto, la persecución se aplacó algo. La ejecución de este hombre de 86 años pareció cambiar el curso de la persecución por un tiempo.{28}
Marco Aurelio
En 161 d.C., Marco Aurelio subió al poder y reinó hasta 180. Fue durante su reinado que Justino Mártir encontró su muerte.{29}
Si bien él no dirigió directamente persecuciones contra los cristianos, no tenía ninguna simpatía hacia ellos, porque los consideraba desagradablemente supersticiosos. Se nos dice que “se promulgó una ley durante su reinado que castigaba a todos los exiliados que intentaran influir la mente de las personas mediante el temor a la Divinidad, y esta ley estaba dirigida, indudablemente, a los cristianos”.{30} F. F. Bruce dice que “la resolución misma de los cristianos frente al sufrimiento y a la muerte, que podría haber obtenido por sí misma el respeto de un estoico, se explicaba no como una fortaleza elogiable sino como una obstinación perversa … Marco despreciaba lo que le parecía ser la superstición crasa de las creencias cristianas, que los descalificaba del respeto otorgado a otros que mantenían sus principios al costo de la vida misma”.{31} Para Aurelio, era bueno morir por algo significativo, pero no por algo tan tonto como aquello en lo que creían los cristianos. Además, los cristianos iban a sus ejecuciones mostrando una disposición que él consideraba una exhibición teatral, lo cual era anatema para el espíritu calmo apreciado por los estoicos.
Durante el reinado de Aurelio, los cristianos fueron culpados de una serie de desastres naturales porque no querían hacer sacrificios a los dioses.{32} En 177 d.C., en Galia, se desató una terrible persecución en una ola de violencia callejera. Los esclavos fueron torturados para testificar en contra de sus amos.{33} “Los cadáveres de los mártires, que cubrían las calles”, dice Philip Schaff, “fueron mutilados vergonzosamente, luego quemados, y las cenizas arrojadas al Ródano, para que ningún resto de los enemigos de los dioses pudiera desecrar el suelo”.{34} Se dice que el coraje de una niña esclava, llamada Blandina, “fortaleció a los demás; sus atormentadores se agotaron en sus intentos de hacer que renunciara a Cristo”.{35} “Finalmente”, nos dice Schaff, “la gente se cansó de la matanza”, y las persecuciones fueron menguando.{36}
Septimio Severo
Otro emperador bajo quien los cristianos sufrieron terriblemente fue Septimio Severo, que gobernó de 193 a 211. Clemente de Alejandría, escribiendo durante su reinado, dijo: “Muchos mártires son quemados, confinados o decapitados a diario, ante nuestros ojos”.{37}
En 202, Septimio promulgó una ley que prohibía la extensión del cristianismo y el judaísmo. Este fue el primer decreto universal que prohibió la conversión al cristianismo.{38} Estallaron violentas persecuciones en Egipto y África del Norte.{39} Leonides, el padre de Orígenes, un apologista cristiano, fue decapitado. Orígenes mismo fue perdonado porque su madre escondió su ropa.{40} Una joven fue torturada cruelmente, y luego quemada en un caldero de brea ardiente con su madre.{41} Una historia conmovedora de la desintegración de distinciones de clase en la iglesia sufriente proviene de la persecución en Cartago. Se dice que Perpetua, una joven noble, y Felicitas, una esclava, se tomaron de la mano y se dieron un beso antes de ser arrojados a los animales salvajes en un festival público.{42}
Las persecuciones amainaron algo luego de la muerte de Septimio, pero se reanudaron con especial ahínco bajo Decio Trajano.
Trajano Decio
En sus cortos años en el trono, el emperador Trajano Decio se propuso restaurar el antiguo espíritu romano. En 250 d.C., publicó un edicto que convocaba a un retorno a la religión del estado pagano. Se designaron comisionados locales para hacer cumplir la reglamentación. Según Philip Schaff, “esta fue la señal para una persecución que, en extensión, consistencia y crueldad, superó a todas las anteriores”. Fue la primera en extenderse a todo el imperio, así que produjo más mártires que cualquier otra persecución”.{43}
Cuando se sospechaba que una persona era cristiana, se le daba la oportunidad de ofrecer un sacrificio a los dioses ante los comisionados. Se emitían certificados para demostrar la lealtad de una persona a las religiones paganas.{44} Muchos cristianos cedieron ante la presión. Los que no lo hicieron fueron encarcelados e interrogados repetidamente. Los gobernantes no buscaban mártires; querían ver a los cristianos amoldarse.{45} Los cristianos que se mantuvieron firmes sufrieron confiscación, exilio, tortura, prisión y muerte.{46} Algunos se precipitaron para “obtener la corona del confesor o mártir”.{47} Algunos, sin embargo, obtuvieron certificados a través de sobornos o falsificación. Quienes ofrecieron sacrificios fueron excomulgados.
En 251 Decio murió, pero la persecución continuó al ser culpados los cristianos por las invasiones de los godos y los desastres naturales.
Diocleciano
Entre el año 303 y 311, la iglesia soportó persecuciones tan terribles que todo lo que ocurrió anteriormente fue olvidado.{48} El historiador Philip Schaff lo consideró como la lucha final entre el Imperio Romano pagano y el gobierno de Cristo en Occidente. Las principales fuentes de persecución fueron Diocleciano y Galerio.
Diocleciano llegó al poder en 284, y durante veinte años sostuvo los edictos de tolerancia hechos por un emperador anterior. Su esposa e hija eran cristianas, así como la mayor parte de sus oficiales y eunucos de la corte.{49}
Pero Diocleciano permitió ser persuadido por dos de sus corregentes para que se volviera contra los cristianos. Cuatro edictos fueron promulgados en 303 y 304 d.C. “Las iglesias cristianas debían ser quemadas”, Schaff nos dice, “todas las copias de la Biblia debían ser quemadas; todos los cristianos fueron privados de cargos públicos y derechos civiles; y finalmente, todos, sin excepción, debían hacer sacrificios a los dioses so pena de muerte”.{50} Un quinto edicto fue emitido por el corregente Galerio en 308, ordenando a todos los hombres, con sus esposas, hijos y siervos, que ofrezcan sacrificio a los dioses, “y que todas las provisiones en los mercados debían ser rociadas con vino del sacrificio”.{51} Como resultado, los cristianos tenían que cometer apostasía o morirse de hambre. Dice Schaff: “Todos los dolores que el hierro y el acero, el fuego y la espada, el potro de tortura y la cruz, los animales salvajes y los hombres brutales podrían infligir, fueron usados”.{52} contra la iglesia. Los verdugos se cansaron de todo el trabajo que tenían que hacer.
La marea finalmente se dio vuelta en la terrible lucha entre el paganismo y el cristianismo en 311, cuando Galerio reconoció su derrota en tratar de llevar a los cristianos de vuelta a las religiones paganas. Permitió a los cristianos reunirse, siempre que no alteraran el orden del estado. Hasta les pidió que oraran a su Dios por el bienestar del estado.
Siguió alguna persecución bajo unos pocos emperadores más, pero el fuego se había apagado prácticamente en el viejo Imperio Romano. En 313, Constantino, el emperador de Occidente, emitió el Edicto de Milán, que pasó de una neutralidad hostil a una neutralidad amistosa hacia los cristianos.{53} Se declaró un seguidor del Dios del cristianismo. En 324, se convirtió en emperador de todo el mundo romano, y publicó un nuevo edicto de tolerancia que debía cubrir todo el imperio.
ReflexionesEn su obra, llamada Apología, el apologista latino Tertuliano hizo este comentario ahora famoso: “Nos hacemos más numerosos, cuando nos segáis: la sangre es semilla de cristianos”.{54}De alguna forma, el sufrimiento de algunos cristianos alentó a otros a una vida más fiel. El apóstol Pablo nota que “la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor” (Filipenses 1:14). A través de todas las terribles persecuciones de los primeros siglos, la iglesia siguió creciendo.Esto no ha sido un principio tan significativo para los cristianos de Estados Unidos porque el cristianismo ha sido, durante la mayor parte de nuestra historia, la religión del país. Por supuesto, eso no significa ni siquiera que la mayoría de los estadounidenses hayan sido cristianos en ningún momento dado. No obstante, nuestra cosmovisión estuvo fundada en creencias cristianas, y el cristianismo tuvo un lugar destacado en nuestra vida cultural.
Pero eso ha cambiado ahora. Lejos de tener un lugar privilegiado en nuestra vida cultural, el cristianismo es retratado frecuentemente como un bravucón opresivo que busca amargarle la vida a la gente. No importa qué tema se plantea, toda visión que tenga sus raíces en la teología cristiana despierta sospechas.
En el primer siglo d.C., era fácil para el populacho general creer a Nerón cuando acusó a los cristianos de haber provocado el gran incendio de Roma, porque se consideraba que los cristianos odiaban a la raza humana (odium generis humani). El teólogo Harold O. J. Brown ve similitudes entre esa actitud y la actitud de las personas hacia los cristianos hoy en Estados Unidos.{55} Así que, por ejemplo, las objeciones a la homosexualidad atraen acusaciones de promover el odio. Cuando un homosexual es asesinado, se apunta un dedo acusador a los cristianos por crear un “clima de odio”. Los intentos de salvar la vida de los no nacidos son retratados como intentos de dificultar la vida de mujeres en crisis. Por supuesto, los cristianos exageradamente fanáticos no ayudan cuando hacen estallar una clínica de abortos o le disparan a un abortista.
La actitud secular hoy parece ser que está bien que los cristianos tengan sus creencias, siempre y cuando al menos acepten de labios para afuera ciertos ideales de moda: derechos de los homosexuales, derecho al aborto y el pluralismo religioso, para nombrar algunos. No es demasiado diferente de la actitud de la iglesia primitiva, ¿no es cierto? “Cree en tu Dios si quieres, pero asegúrate de adorar al nuestro también”. Por la gracia de Dios aun no soportamos un serio sufrimiento, al menos no todavía. Pero los cristianos de otros países lo están experimentando. En Sudán, a las personas se les obliga a convertirse en musulmanes o pagar por su resistencia con trabajos mal pagos, esclavitud, violación y aun la muerte. Este no es el único país donde los cristianos sufren severamente por su fe.{56}
En mi opinión, es más probable que la actitud negativa en nuestro país empeore y no que mejore. Pero la historia ha mostrado que la persecución, en última instancia, fortalece a la iglesia. Quita los cristianos nominales, y aliente a otros a mantenerse firmes cuando son perseguidos y volverse más agresivos en la proclamación. Si nos llega la persecución, la iglesia permanecerá, si bien los registros de membresía de las iglesias probablemente se acorten.
¿Estamos preparados para sufrir verdaderamente por nuestra fe? ¿ Realmente creemos lo que decimos creer? Si alguna vez llega la persecución, que Dios nos conceda la fidelidad para mantenernos firmes. Y no olvidemos orar y trabajar por nuestros hermanos y hermanas que están sufriendo por el nombre de Jesucristo.

La ley para Israel.

LA LEY FUE DADA AL PUEBLO DE ISRAEL Y NUNCA A LOS GENTILES
Domingo Fernandez Suarez.
Apenas será necesario decir que la ley fue dada a Israel en el Sinaí, y a ningún otro pueblo de la tierra. En el libro de Levítico, capítulo 26 y verso 46, dice: “estos son los decretos, derechos y leyes que estableció Jehová entre sí y los hijos de Israel en el monte de Sinaí por mano de Moisés”. Y en 27:34 del mismo libro añade: “Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés, para los hijos de Israel”. ¿A qué mandamientos se refiere aquí el escritor? Pues a todo lo que queda escrito atrás de Levítico 27. En Deuteronomio 5:2-3, dice así: “Jehová nuestro Dios hizo pacto con nosotros en Horeb. No con nuestros padres…, sino con nosotros, los que estamos aquí hoy”.
Pablo afirmó esto mismo cuando hablando de los grandes privilegios de los israelitas como nación, dijo que entre otros privilegios tenían el de que Dios les había dado a ellos la ley. (Romanos 9:4). Pablo mismo en el año 58 de nuestra era, escribiendo a una iglesia de cristianos, procedentes del judaísmo y del gentilismo, dijo estas palabras: “Porque los gentiles no tienen ley”. Quiere decir, ellos no tienen una ley escrita como la tienen los judíos. (Romanos 2:14). Y escribiendo a los corintios, (1ª Cor. 9:20,21) dijo: “Heme hecho a los judíos como judío…; a los que están sujetos a la ley como sujeto a la ley. A los que son sin ley, como si yo fuera sin ley”. Aquí Pablo de una manera clara y terminante, determina que solamente los judíos estaban sujetos a la ley, pero los gentiles “son sin ley”. Y ahora, ¿cuál era la situación de Pablo como judío convertido al cristianismo? Pues muy claramente, Pablo nos dice que él ya no está sujeto a la ley de los judíos, ó sea a la del Sinaí, sino a “la ley de Cristo”, al Nuevo Testamento.
Así, pues, según las Sagradas Escrituras, la ley fue dada única y exclusivamente a un pueblo, el pueblo hebreo y a ningún otro pueblo de la tierra. Yo reto a los adventistas para que muestren un versículo ó más en donde se ordene predicar la ley a los gentiles. La ley fue para un pueblo. El evangelio es para toda criatura. El Señor envió a sus discípulos a predicar el evangelio y no la ley. Cuando los apóstoles, en cumplimiento del mandato de Cristo, predicaron a los gentiles que no tenían ley, su mensaje fue éste: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”. (Hechos 10:43 y 16:31).
En los días en que mataron al diácono Esteban, sobrevino una persecución a los cristianos de Jerusalén y algunos llegaron hasta Antioquia de Siria, y se nos dice (Hechos 11:20) que “hablaron a los griegos (gentiles) anunciando el evangelio del Señor Jesús”. “Y la mano del Señor era con ellos: y creyendo, gran número se convirtió al Señor”. De la iglesia que se constituyó allí en Antioquia es que fue Pablo pastor varios años, y fue aquella la primera iglesia compuesta, al menos en gran parte, por gentiles.
Después de unos cuantos años, fueron algunos judíos cristianos de Jerusalén a Antioquia, y al ver que aquellos hermanos no guardaban la ley de Moisés, les empezaron a decir: “Si no os circuncidareis conforme al rito de Moisés no podéis ser salvos”. Pablo y Bernabé y otros obreros de aquella gran iglesia misionera, predicaban que el pecador era salvo por creer en Cristo, pero ahora vienen “algunos de Judea”, que dicen que eso no es así; que hay que creer en Cristo y someterse a le ley de Moisés. Esto alarmó a los cristianos de Antioquia, y suscitó una muy violenta discusión entre Pablo y Bernabé, de una parte, y los judíos procedentes de Jerusalén, de la otra. ¿Estarían Pablo y Bernabé equivocados en cuanto a las doctrinas que predicaban? Como es muy lógico, los miembros de aquella iglesia quisieron aclarar de manera definitiva el asunto, porque no estaban dispuestos a correr el riesgo de creerse salvos y estar perdidos; esperar ir al cielo, según les decían los pastores, pero al fin ir al infierno, según los judaizantes de Jerusalén.
En este difícil problema, la iglesia determinó que Pablo, Bernabé y una comisión de miembros en representación de toda la iglesia, fuesen a Jerusalén y allí en presencia de los Apóstoles, los Ancianos y todos los creyentes determinasen de una vez y para siempre, si los gentiles debían y tenían que someterse a la ley de Moisés ó no. La comisión llegó a Jerusalén y “fueron recibidos por la iglesia, los Apóstoles y Ancianos” y les contaron el motivo por el que venían. (Véase Hechos 15:1-20).
Después que la iglesia oyó el motivo que les traía, dice el verso 5, que “algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, (en Cristo) se levantaron, diciendo; Es menester circuncidarlos (¿a quien?, a los miembros de la iglesia de Antioquia y a todos los gentiles que se convirtieran) y mandarles que guarden la ley de Moisés”. Llamo la atención de mis lectores al hecho muy importante de que el término “la ley de Moisés”, comprende todo lo que Moisés dejó escrito, y no solamente a los diez mandamientos, como pretenderán decir los adventistas.
La primera parte de la reunión en Jerusalén fue tempestuosa, porque los fariseos pretendían que de todos modos los gentiles se sometieran a la ley de Moisés. Dice la Palabra: “Habiendo grande contienda, levantándose Pedro, les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio, y creyesen. Y Dios les dio el Espíritu Santo como a vosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Ahora pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos yugo, que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes por la gracia del Señor Jesús creemos que seremos salvos, como también ellos”.
Pedro puso las cosas en su lugar. El dijo: Creemos que nosotros, judíos, y ellos, gentiles, todos somos salvos por la gracia del Señor Jesús, mediante la fe y no por llevar hasta la hora de la muerte un yugo pesadísimo e imposible. Y Pedro apeló a la experiencia del pasado. Dios había dado el don del Espíritu Santo, que en un sentido, comprendía todos los demás dones de Dios al hombre, como los sigue comprendiendo; porque desde la convicción de pecado hasta la santificación, todo es fruto del Espíritu Santo, y Dios había dado el Espíritu Santo sin hacer diferencia entre los que seguían la ley y los que no la seguían, dando así a entender que la salvación no dependía de la observación de la ley.
Después que Pedro terminó de hablar, hablaron Pablo y Bernabé para abundar en la misma opinión que Pedro. Finalmente Jacobo, muy posiblemente hermano carnal de Jesús, y presidente de aquella asamblea, hizo el resumen y entre otras cosas dijo: “Por lo cual yo juzgo, que los que de los gentiles se conviertan a Dios no han de ser inquietados. Entonces pareció bien a los apóstoles, a los ancianos, con toda la iglesia, elegir varones de ellos, y enviarlos a Antioquia, con Pablo y Bernabé. Y escribir por mano de ellos; y decirles: Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, os han inquietado con palabras, trastornando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, a los cuales no mandamos”.
El lector debe fijarse en la fuerza de estas palabras que acaba de leer y debe comprobarlas en su Biblia, en el capítulo 15 de los Hechos. Al fin, Pablo y Bernabé y los gentiles habían ganado la batalla, los fariseos judaizantes quedaron derrotados, desautorizados y calificados como “trastornadores de almas”. La importancia de aquella asamblea celebrada, más ó menos en el año 50 de nuestra era, jamás la podremos comprender bien. Cuándo la doble comisión de hermanos regresó a Antioquia, la iglesia se reunió y al enterarse de la decisión unánime de los Apóstoles sobre aquella embarazosa cuestión, ¿qué pasó?, que “fueron gozosos de la consolación” que recibieron al saber que para ir al cielo no había que someterse a la ley sino recibir a Cristo por fe en el corazón.
¿Qué hubiera sido del cristianismo si en aquella hora, cuando se estaban poniendo los fundamentos, no hubiera habido un Pablo que, como doctor de los gentiles, supiese poner las cosas en su lugar y defender la verdad a todo precio? La respuesta solo Dios la puede dar. En esta asamblea de Jerusalén quedó, de manera definitiva e inequívoca, aclarado para siempre que los gentiles nada tienen que ver con la ley de Moisés. Fue el momento preciso en que el asunto se puso a prueba, y los apóstoles bajo la dirección del Espíritu Santo y la inspiración, de Dios, a ellos otorgada, dejaron bien sentado que “los gentiles no han de ser inquietados”, mandándoles guardar la ley.
El lector que quiera estar sobre lo seguro, debe estudiar bien el mencionado capítulo 15. Los adventistas están haciendo el mismo triste y desdichado trabajo que aquellos judíos que fueron de Jerusalén a Antioquia, y allí sembraron la alarma y la confusión entre los hermanos.
En el capítulo 21 de los Hechos hay otro pasaje terminante y enfático. (Véanse los vers. 17-25) Pablo llega a Jerusalén. Jacobo y los hermanos, después de oírle, le advierten que los ánimos están allí muy excitados en contra suya. ¿Por qué? Porque los judíos de Jerusalén han oído que Pablo está enseñando “a apartarse de la ley de Moisés a todos los judíos”. Le recomiendan que haga una demostración de sometimiento a la ley para que la multitud vea que no es así. Pero ahora viene una salvedad en cuanto a los gentiles (verso 25) que dice así: “Empero en cuanto a los que de los gentiles han creído, nosotros hemos escrito haberse acordado que no guarden nada de esto”. ¿Puede pedirse una cosa más clara que ésta en demostración de que la ley fue dada a los judíos y nunca fue dada ni mandada a los gentiles?
Creo haber demostrado y aclarado este punto para todo el que quiera ver las cosas como son.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Razonando con ateos.

¿Existe DIOS?Algunas pruebas sencillas de la existencia de Dios,para ayudarte en esas largas discusiones de Colegio.
1]Estaban un astronauta y un neurocirujano muy reconocido, discutiendo sobre la existencia de Dios. El astronauta dijo:— Tengo una convicción, no creo en Dios. He ido al espacio varias veces y nunca he visto ni siquiera un ángel. El neurocirujano se sorprendió, pero disimuló. Luego de pensar unos instantes, comentó:— Bueno, he operado muchos cerebros y nunca he visto un pensamiento.
2]El pastor polaco Richard Wurmbrand, que estuvo 14 años en las cárceles comunistas, cuenta de las muchas experiencias con los comunistas rusos, a quienes los desafiaba a creer en Dios.Wrumbrand cuenta que, estando en prisión, un comisario político, en forma bastante ruda, le preguntó: — ¿Hasta cuándo va a creer usted en su ridícula religión? A lo que contestó: — He visto a muchos ateos, que en su lecho de muerte se han lamentado de su incredulidad y, arrepintiéndose, han acudido a Cristo. ¿Puede usted imaginarse a un cristiano que, al ver acercarse la muerte, podría lamentarse de haber sido cristiano y recurrir a Lenin y a Marx para que lo rescaten de esa fe? Riéndose exclamó: — ¡Formidable respuesta! Wrumbrand continuó: — Cuando un ingeniero construye un puente, el hecho que lo cruce un gato no prueba su resistencia, sino cuando lo atraviese un tren. El hecho que Ud. pueda ser ateo cuando todo marcha bien, no prueba la verdad del ateísmo; éste se desmorona en los momentos de grave crisis.
3]Cierta vez un conferencista ruso ateo daba una charla para probar que no existe el mundo espiritual, que no hay Dios, y que el hombre es solamente materia y que no tiene alma. Un creyente se puso de pie y pidió permiso para decir unas palabras. Cuando le fue concedido el permiso, tomó una silla plegadiza, la alzó y la arrojó contra el suelo. La observó durante un momento y después avanzó hasta acercarse al conferencista, a quien dio un fuerte golpe en la cara. Como era lógico, causó la indignación de aquél. Enrojecido de ira y en medio de horribles obscenidades, llamó a sus camaradas comunistas para que arrestaran al atrevido exclamando: — ¿Cómo se atreve usted a golpearme? ¿Qué razón tiene para ello? El cristiano replicó: — Acaba usted de probarnos que miente. Usted ha dicho que todo es materia, y nada más que materia. Lancé la silla al suelo, como es sólo materia, no se enojó por ello. Es pura materia. Al golpearle a usted, ¡su reacción ha sido muy distinta! ¡La materia no se irrita ni se enoja; pero usted sí lo hizo. Por lo tanto, camarada profesor, usted está equivocado. El hombre es algo más que materia: ¡es un ser espiritual!
Tremendo verdad?Gracia y paz a sus vidas.

Una extraordinaria revelacion sobre el pecado!

Wao,esto es algo que he tratando de entender por mucho tiempo...y si que me inquietaba el hecho de tropezar con las mismas piedras de mis pecados.Pero gloria sean dadas ha Dios por poner en nosotros una ley mayor que la ley del pecado!.Gracia y paz a vosotros.

El pecado
CÓMO SER LIBRES DEL PECADO
En el mismo momento en que una persona cree en el Señor Jesús es librada del pecado. No obstante, puede ser que ésta no sea la experiencia común de todos los creyentes. Son salvos, pertenecen al Señor y poseen vida eterna, pero todavía son asediados por el pecado sin poder servir al Señor como desean.
Para alguien que recién ha creído en el Señor Jesús es una experiencia muy dolorosa ser acosado continuamente por el pecado. Es sensible al pecado y tiene una vida que condena el pecado, pero todavía peca. Esto da como resultado frustración y desánimo.
Muchos cristianos tratan de vencerlo usando sus propios esfuerzos. Creen que si renuncian a él y rechazan sus tentaciones, serán librados. Algunos luchan constantemente contra éste con la esperanza de vencerlo. Otros piensan que el pecado los ha hecho cautivos y que tienen que emplear todas las fuerzas para librarse de sus ataduras. Pero éstos son pensamientos humanos, no es lo que la Palabra de Dios nos enseña. Ninguno de estos métodos conducen a la victoria. La Palabra de Dios no dice que luchemos contra el pecado con nuestras propias fuerzas, sino que seremos rescatados del pecado, es decir, puestos en libertad. El pecado es un poder que esclaviza al hombre, y la manera de acabar con éste no es destruyéndolo por nosotros mismos, sino permitiendo que el Señor nos libere de él. El Señor nos salva del pecado anulando el poder que éste tiene sobre nosotros. En Romanos 7 y 8 vemos cómo puede lograrse esto.I. EL PECADO ES UNA LEY (Rom. 7: 15-25).
En los versículos 15 al 20, Pablo usa repetidas veces las expresiones "querer" y "no quiero" y hace mucho énfasis en esto; pero, en los versículos del 21 al 25 hace hincapié en la ley. Estos dos asuntos son la clave de este pasaje.
La ley es algo inmutable e invariable, que no da lugar a excepciones. Su poder es natural, no artificial. Por ejemplo, la gravedad es una ley. Si lanzamos un objeto al aire, inmediatamente cae al suelo, aunque nosotros no lo tiremos hacia abajo.
Romanos 7 nos muestra que Pablo trataba de librarse del pecado, porque deseaba agradar a Dios. No obstante, al final tuvo que admitir que era vano tomar la determinación de hacer el bien. Esto nos muestra que el camino a la victoria no reside en la voluntad ni en la firmeza del hombre. El deseo está en uno, pero no el hacerlo. Después del versículo 21, Pablo nos muestra que aún permanecía en derrota. Esto se debe a que el pecado es una ley. En su corazón, él estaba sujeto a la ley de Dios, pero su carne se rendía ante la ley del pecado.
Pablo fue la primera persona en la Biblia que dijo que el pecado era una ley. Este es un descubrimiento de suma importancia. Es una lástima que muchos cristianos aún no se den cuenta de ello. Muchos saben que la gravedad es una ley y que la dilatación de los gases con el calor es otra ley, pero no saben que el pecado es una ley. Así que, detrás de nuestros fracasos hay una ley.II. LA VOLUNTAD DEL HOMBRE NO PUEDE VENCER LA LEY DEL PECADO.
Después del versículo 21, los ojos de Pablo se abrieron, y pudo ver que su enemigo, el pecado, era una ley. Entonces dijo: "¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?" Él comprendió que era imposible prevalecer sobre el pecado usando su voluntad.
¿Qué es la voluntad? Es lo que el hombre quiere y decide hacer; y está constituida de las opiniones y juicios humanos. Una vez que la voluntad del hombre se propone hacer algo, lo lleva a cabo. La voluntad del hombre tiene cierto poder; existe fuerza en la voluntad. Pero ahí yace el problema. Cuando la voluntad entra conflicto con la ley del pecado, ¿cuál de los dos prevalece? Por lo general, la voluntad prevalece al principio, pero finalmente gana el pecado. Supongamos que usted sostiene con su mano un libro que pesa un kilo. Aunque hace lo posible por sostenerlo, la gravedad lo atrae hacia abajo. La acción constante de la ley de gravedad finalmente prevalecerá, y el libro caerá al piso. La gravedad nunca se cansa, pero su mano sí. El libro se ha vuelto más pesado: la ley de gravedad ha triunfado sobre el poder de su mano. El mismo principio se aplica cuando usted trata de vencer el pecado ejerciendo su voluntad. Esta puede resistir por algún tiempo; pero al final, el poder del pecado vence al poder de su voluntad.
Es fácil ver que el mal genio es un pecado. Después que usted explota, reconoce que actuó mal, y se promete que eso no volverá a suceder. Ora y recibe el perdón de Dios. Confiesa su pecado a los demás, y su corazón vuelve a tener gozo. Usted cree que no se volverá a enojar. Pero al tiempo, vuelve a enojarse, y así una y otra vez. Esto comprueba que el pecado no es un error fortuito, sino que es algo que ocurre repetidas veces y que lo atormenta continuamente. Aquellos que mienten siguen mintiendo, y aquellos que pierden la paciencia, la continúan perdiendo. Esta es una ley, y no hay poder humano que pueda vencerla.
Una vez que el Señor nos conceda misericordia y nos muestre que el pecado es una ley, no estaremos lejos de la victoria. Después de que Pablo lo descubrió, comprendió que ninguno de sus métodos funcionaría. Este fue un gran descubrimiento, una gran revelación para él.
Debemos encontrar el significado de Romanos 7 antes de poder experimentar el capítulo 8. Lo importante no es entender la doctrina de Romanos 8, sino haber salido de Romanos 7. Si uno no ha visto que el pecado es una ley y que la voluntad nunca la puede vencer, se encuentra atrapado en Romanos 7; nunca llegará a Romanos 8.
Puesto que el pecado es una ley, y la voluntad no puede vencerla, ¿cuál es el camino para alcanzar la victoria?III. LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA NOS LIBRA DE LA LEY DEL PECADO. (Rom. 8:1-2).
El camino hacia la victoria consiste en ser librado de la ley del pecado y de la muerte. Muchos hijos de Dios piensan que es el Espíritu de vida quien los libra del pecado y de la muerte; no ven que es la ley del Espíritu de vida la que los libra de la ley del pecado y de la muerte. Cuando el Señor abre nuestros ojos, vemos que el pecado y la muerte son una ley, y que el Espíritu Santo es también una ley. Descubrir esto es un gran suceso. Cuando nos damos cuenta de este hecho, saltamos y exclamamos: "¡Gracias a Dios, aleluya!".
No necesitamos querer, ni hacer algo, ni aferrarnos al Espíritu Santo para que esta ley nos libre de la otra ley, ya que el Espíritu del Señor está en nosotros. Si en momentos de tentación tememos que el Espíritu del Señor no operará en nosotros a menos que nos esforcemos en ayudarle, aún no hemos visto el Espíritu de vida como una ley que opera en nosotros. El problema de una ley, sólo puede ser resuelto por otra ley.
La gravedad es una ley que atrae los objetos hacia el suelo. Pero si inflamos un globo de helio, comenzará a elevarse, sin necesidad de que el viento u otra fuerza lo sostenga. Lo que lo lleva a elevarse es una ley, y no necesitamos hacer nada para ayudarle. De la misma manera, la ley del Espíritu de vida elimina la ley del pecado y de la muerte sin ningún esfuerzo nuestro.
Supongamos que alguien lo regaña a usted o lo golpea injustamente. Es posible que usted venza la situación sin siquiera comprender lo que ha sucedido. Después de que todo pasa, posiblemente se pregunte cómo es posible que no se enojó a pesar de haber suficiente motivo para hacerlo. ¡Pero asombrosamente usted venció la situación sin darse cuenta! De hecho, las verdaderas victorias se obtienen sin que nos demos cuenta, porque es la ley del Espíritu de vida, no nuestra voluntad, la que actúa y nos sostiene. Mientras desconfíe de su voluntad y esfuerzo propio, el Espíritu Santo lo conducirá al triunfo. Nuestros fracasos del pasado fueron el resultado de una ley, y las victorias de hoy también son el resultado de una ley. La ley anterior era poderosa, pero la ley que hoy tenemos es más poderosa.
Toda persona que ha sido salva debe saber claramente cómo ser librada.
Primero, debemos ver que el pecado es una ley que actúa en nosotros. Si no vemos esto, no podemos proseguir.
Segundo, que la voluntad no puede vencer la ley del pecado.
Tercero, que el Espíritu Santo es una ley, y que esta ley nos libra de la ley del pecado.
Watchman Nee (Adaptado).

jueves, 4 de septiembre de 2008

El pecado. [3]

Debemos pensar en la adicción y en otras formas de comportamiento destructivo como «pecado» o «enfermedad»?
El comportamiento destructivo incluye elementos tanto de pecado como de «enfermedad». Algunas personas son especialmente susceptibles a tipos particulares de comportamiento destructivo. Por ejemplo, los hombres que abusan de las mujeres a menudo se han criado en familias en donde se abusaba de las mujeres. Imbuidos de desprecio por las mujeres, están predispuestos a utilizarlas como chivos expiatorios para su frustración. Es evidente que en un sentido, esta predisposición (o tentación acentuada) a degradar y a abusar de las mujeres se le puede llamar «enfermedad», ya que en buena parte fue inculcada por influencias externas.
¿Significa esto que la «enfermedad» de un abusador —el hecho de que ha sido dañado por el pecado y que en consecuencia es más propenso a abusar de las mujeres que los hombres que no han sido tan dañados— justifica su comportamiento abusivo? ¡Por supuesto que no! Su «enfermedad» nos ayuda a entender su comportamiento, pero no lo justifica. Él no es simplemente una víctima de las circunstancias externas, como alguien con meningitis o malaria. A pesar de las tendencias que heredó, en cada acto abusivo hay un elemento de pecado consciente y deliberado. Independientemente de sus antecedentes, él es capaz de resistir sus impulsos. Nadie está tan aislado de las leyes de la sociedad y de la influencia de la conciencia que sea totalmente inconsciente de la injusticia del abuso conyugal. Nuestro sistema legal reconoce esto a través del principio de que la ignorancia de la ley no es excusa. Los abusadores son responsables ante la sociedad de cualquier violación a las leyes contra el abuso conyugal. Además, un abusador es responsable ante Dios de cambiar hasta el punto en que sepa que su comportamiento está mal.Algunas personas objetan hacer una distinción entre los impulsos internos enfermos y las acciones pecaminosas (pecado deliberado). Dicen que los impulsos y las emociones del abusador son tan pecaminosas como su decisión de cometer el abuso. Es cierto que las emociones y los impulsos malignos de un abusador no son simplemente enfermedad. Son el resultado tanto del pecado original como del pecado personal, y son repulsivos y malignos en sí mismos. Sin embargo, no son pecaminosos en el mismo sentido y en el mismo grado que lo es una decisión consciente y personal de actuar pecaminosamente. (Vea el respuesta a la pregunta ¿Hace Dios responsables a los cristianos de sus pecados no premeditados e inconscientes?).
Si condenamos las predisposiciones enfermas tanto como las decisiones y acciones pecaminosas, no dejamos espacio para la compasión.
Jesús tuvo compasión de los pecadores (Mateo 9:12,13). Él enfatizó la importancia de tener compasión de las fallas de los demás:
Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? (Mateo 18:32, 33).
La razón por la que Jesús tuvo compasión fue que era consciente de que si bien las personas son pecadoras, éstas no se dedican enteramente a la maldad premeditada. En un sentido ellas también son víctimas del pecado.
Y Jesús andaba por todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, y proclamando el evangelio del reino, y sanando toda clase de dolencia y toda clase de enfermedad. Y viendo a las multitudes, Él sintió compasión por ellas, porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor (Mateo 9:35-36).
Si hemos de ser como nuestro Maestro, debemos poder tener compasión de las personas perdidas y pecadoras, al mismo tiempo que las hacemos responsables de su pecado premeditado.
Escrito por: Dan Vander Lugt

El pecado.[2]

Hace Dios responsables a los cristianos de sus pecados no premeditados e inconscientes?
Para un creyente, los pecados inconscientes son un preocupación grave, pero no deben ser una causa de temor de que Dios los abandonará o los juzgará. Debido a que todos somos pecadores por naturaleza, nacidos en un mundo caído, todos somos culpables de pecado no intencionado. Sin embargo, nos encontraríamos en una situación desesperada si Dios nos exigiera que estuviésemos conscientes de cada pecado específico en nuestra vida, y que luego lo confesáramos, a fin de mantener nuestra comunión con Él. Esto sería imposible para nosotros en nuestra condición limitada y caída. La ley del Antiguo Testamento indica que Dios considera al pecado inconsciente diferente al pecado consciente. La ley prescribía sacrificios por los pecados cometidos por ignorancia o debilidad y sin premeditación (Levítico 4:2-3, 13-14). Sin embargo, la ley del Antiguo testamento no proveía de sacrificios por el pecado consciente:
Mas la persona que hiciere algo con soberbia, así el natural como el extranjero, ultraja a Jehová; esa persona será cortada de en medio de su pueblo. Por cuanto tuvo en poco la palabra de Jehová, y menospreció su mandamiento, enteramente será cortada esa persona; su iniquidad caerá sobre ella (Números 15:30-31).
El Nuevo Testamento también hace una clara distinción entre el pecado premeditado y el pecado inconsciente:
Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se le haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá (Lucas 12:47-48).
Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado (Juan 15:22).
Habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad (1 Timoteo 1:13).
Aunque la Biblia hace la distinción entre el pecado consciente e inconsciente, cuando pusimos nuestra fe en Jesucristo por primera vez, Él nos declaró «justificados». Él nos perdonó en un sentido legal y judicial. Hizo esto de una vez por todas, perdonándonos de cualquier pecado y de todos nuestros pecados: pasados, presentes, y futuros; conscientes e inconscientes. Sobre la base de esta posición legal, Dios nos ha aceptado de una vez por todas en Su familia eterna (Romanos 5:1). Ahora bien, aun cuando pecamos (ya sea consciente o inconscientemente) estamos en una nueva relación con Él. Ya no debemos temer la condenación y el juicio de Dios. Cristo nos ha habilitado para ser hijos e hijas de Dios, sin enfrentar nunca más la condenación por el pecado. Sin embargo, aunque ya no necesitamos temer el juicio por el pecado, éste sigue interfiriendo en nuestra relación con Dios y con las demás personas, y algunas veces es necesario que Él nos discipline como un Padre firme pero amoroso. No debemos preocuparnos por nuestro pecado inconsciente. Aunque éste tiene efectos destructivos en nuestra vida, hay tanto pecado morando dentro de nosotros que no podemos esperar quedar libres de su influencia al instante. Sin embargo, necesitamos mantenernos humillados ante el hecho de que pecamos de muchas maneras que no detectamos, y estar dispuestos a confesar y a renunciar a cualquier pecado que el Espíritu Santo saque a la luz de nuestra conciencia. Nuestro Padre celestial está listo para reparar la pérdida de comunicación y la separación personal que se da cuando nos resistimos a Él y hacemos lo que mejor nos parece (1 Juan 1:7,8). Pero para disfrutar del beneficio total de la relación con Él, tenemos que estar de acuerdo con Él en lo que respecta al pecado. Y sería sabio seguir el ejemplo del Rey David, y orar diciendo: «Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno» ( Salmo 139:23-24).
Escrito por: Dan Vander Lugt

El pecado. [1]

Si la Biblia demanda que los cristianos confiesen y abandonen sus pecados, ¿por qué no dejan de pecar por completo?

La Biblia enfatiza tanto la importancia de confesar (Santiago 5:16) como de abandonar el pecado (Ezequiel 18:31; Mateo5:29; Lucas 14:27; Romanos 13:12; Efesios 4:22). Pero el solo hecho de que los cristianos deban confesar y abandonar sus pecados no significa que sean capaces de alcanzar la perfección sin pecado. Ciertamente algunos pecados son del tipo externo y obvio que se pueden confesar, abandonar y evitar con claridad. Ningún cristiano auténtico podría cometer un pecado obvio y externo como el adulterio, el asesinato o el robo sin darse cuenta de que está mal. De hecho, sería difícil para un cristiano auténtico cometer un pecado tan claramente definido y obvio sin una gran lucha de conciencia. Pero no todos nuestros pecados son tan externos y obvios, ni se encuentran bajo nuestro control consciente. Existe otro tipo de pecado tan profundamente arraigado en nuestra naturaleza humana depravada que parece tener vida propia dentro de nosotros, como un parásito o algún ser extra terrestre, con unas ansias destructivas por vivir independiente de Dios.1 Este tipo de pecado está presente en todos nosotros, no sólo en los pecadores obvios, como los ladrones, los adúlteros y los asesinos. Con respecto a este tipo de pecado, el apóstol Juan escribió: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros... Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros (1 Juan 1:8-10).
El apóstol Pablo describió su lucha con este tipo de pecado en Romanos 7:15-25:
Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero sino el mal que no quiero, eso hago (Romanos 7:14-19).
A menudo, este tipo de pecado interno se lleva a cabo de manera inconsciente y en ignorancia, pero finalmente lleva a la muerte (Romanos 8:6,13). Aparece en formas que a menudo son sutiles, como la codicia, el orgullo, la pereza, la indiferencia hacia los demás y la lujuria. A menudo, este pecado interno es una parte tan inherente a nosotros que sólo lo podemos reconocer con dificultad, aunque los demás alrededor de nosotros lo puedan ver con claridad. Como un veneno adictivo, se ha vuelto una parte tan inherente a nosotros— infectando cada aspecto de nuestra personalidad e identidad— que en esta vida nos es imposible quedar liberados de él al instante. Quedar purificados de su influencia al instante sería más de lo que podríamos soportar.2
Cuando tenemos fe en Cristo quedamos liberados al instante del castigo eterno de nuestro pecado, pero no podemos ser liberados de la carga del pecado interno en sí, excepto a través de un proceso: el proceso de santificación por medio del poder del Espíritu Santo (1 Corintios 6:11; 2 Corintios 3:18; 2 Tesalonicenses 2:13; 1 Pedro 1:2) La santificación crea un «nuevo hombre» dentro de nosotros, a la imagen de Cristo, una nueva «naturaleza» que es llevada a la vida y a la inmortalidad, en vez de a la muerte y la corrupción. A diferencia del evento instantáneo de la justificación, el proceso de santificación continúa a lo largo de toda nuestra vida en la tierra, logrando su culminación sólo en el cielo (1 Juan 3:2,3).

Escrito por: Dan Vander Lugt
1)Esto se implica en numerosos pasajes en la Biblia que describen la inmensa brecha entre la humanidad pecaminosa y el Dios Santo. (Éxodo 33:20-23; Isaías 6:5; Juan 1:18 ; 1 Timoteo 6:16).
2)El nombre bíblico para este acto instantáneo de perdón es justificación (Romanos 3:21-28 ; Romanos 5:8,9; Filipenses 3:8,9; Tito 3:4-7).